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La creación de la Universidad Nacional en 1973, permitió la oportunidad de organizar una universidad diferente del modelo tradicional. La necesidad de responder a las mayorías contribuyendo a profundizar la democracia, la paz y la justicia social, orientaron los primeros pasos que fueron resumidos en el ideario de la Universidad Necesaria. Nuevas áreas del conocimiento cobraron vigencia para la nueva universidad, a la luz de las necesidades planteadas por la transformación de la naturaleza y la sociedad. El estudio de los volcanes y los sismos se encuentran entre ellas.

En 1974 la UNA propició una reunión con representantes de instituciones científicas como el Servicio Geológico de Estados Unidos de América, universidades norteamericanas y el Instituto Panamericano de Geografía e Historia, con científicos costarricenses con el fin de organizar una red sismográfica en Costa Rica.

Ese mismo año, el Ministerio de Economía, Industria y Comercio donó a la UNA un equipo comprado por medio de una partida específica que otorgó el Diputado Lic. Alvaro Torres, hijo del ilustre vulcanólogo nacional Prof. Rubén Torres. Este equipo se instaló en el ICE, en espacio cedido por esta institución, que daba apoyo técnico para su mantenimiento y operación.

La Escuela de Ciencias Geográficas fue el albergue académico donde nació y creció la actividad vulcanológica y sismológica en la Universidad Nacional hasta la formación del OVSICORI. El fin último de esa actividad concuerda con el quehacer de la geografía moderna, en cuanto a que persigue aportar al ordenamiento del territorio. En la Revista Geográfica de América Central se publicaron importantes trabajos de investigación en vulcanología durante la primera década de la UNA.

En 1978 se inicia la vigilancia volcánica en forma sistemática y se publica el primer número del Boletín de Vulcanología. Dos años más tarde, el CONICIT financia un proyecto de investigación orientado al estudio de la deformación cortical ligada al vulcanismo.

En 1983, como producto de la necesidad de vigilar sísmicamente los volcanes, la UNA inicia un proceso de conversaciones con otras instituciones nacionales y extranjeras para hacer una propuesta a organismos internacionales, que buscaba el establecimiento de una red sismográfica para el seguimiento de la actividad volcánica y tectónica. En 1983, la Universidad de California en Santa Cruz con el aporte económico de la AID, acordó ejecutar con la UNA el proyecto para instalar la red sismográfica de cobertura nacional.

En 1986, el Consejo Universitario de la Universidad Nacional, en virtud del desarrollo académico alcanzado por el programa de vulcanología y sismología de la Escuela de Ciencias Geográficas, lo transforma en un Instituto de Investigación Universitaria, creándose así el OVSICORI-UNA.