Educación para la prevención de riesgos naturales


Por las condiciones geográficas, climáticas y tectònicas, Costa Rica experimenta cada año una importante cantidad de eventos que tienen su origen en la naturaleza, paralelo a esto el modelo de desarrollo adoptado define unas consecuencias negativas cada vez mayores de terremotos, erupciones volcánicas, huracanes, deslizamientos, inundaciones, entre otros.

Los avances en relación con la importancia de desarrollar una cultura de prevención en la población con miras a reducir los impactos negativos que han generado estos eventos, se han dado desde diferentes frentes, uno de ellos es la educación que es un proceso de mediano y largo plazo y en el que es difícil definir su eficacia en el corto plazo.

Es así como desde hace unos 15 años el tema de los desastres naturales ha sido incorporado a la currícula desde la enseñanza preescolar, primaria y en secundaria. Aunque este hecho es significativo el abordaje del tema arrastra diversos problemas: en primer lugar el peso del enfoque desastrológico, centrado en la atención y en la visión negativa de la naturaleza que dificulta el situarnos en el momento de la prevención de riesgos. La educación podría ser un eje central para desmitificar y democratizar el acceso a la información y al conocimiento como uno de los primeros pasos en la comprensión de los procesos naturales y a la generación de formas más amistosas de relación con el ambiente natural.

En segundo lugar, otro aspecto central es el predominio de estrategias pedagógicas conductistas y formales que asume al sujeto de la educación (educandos) como receptor pasivo de información, en contraposición, la educación para la prevención de riesgos debe estar centrada en las preocupaciones de los sujetos y en el conocimiento de su propio entorno.

El reconocimiento de prácticas ambientales sustentables y saberes tradicionales debe ser incorporado como parte de este proceso educativo en la prevención de riesgos ya que la  protección, recuperación y sustentabilidad transmitidas de generación en generación contribuyen a la reducción de los efectos negativos de la geodinámica interna y externa del planeta.

Entonces, esta estrategia debe privilegiar el conocimiento del espacio geográfico y el reconocimiento de los recursos y los riesgos ambientales de las comunidades promoviendo de esta forma la participación comunal en los procesos educativos y en general de desarrollo.

 El marco institucional y de legislación da cuenta de un importante sustento y capacidad en la respuesta del país, esto debido a las transformaciones sociales de los años 40’s y la creación de instituciones de seguridad social, como es la amplia cobertura educativa y de salud con que cuenta Costa Rica, aunque debe reconocerse que se habla aquí de acceso y sabemos que en aspectos de calidad se debe mejorar.

A través del tiempo se han logrado otros avances a la luz de los cambios en los enfoques teóricos y pedagógicos, en la legislación educativa y en una mayor conciencia y preocupación ambiental. Por ejemplo, a finales del 2000 el Consejo Superior de Educación aprobó la educación ambiental como tema transversal en la educación, y la definición de varios componentes entre los que está la prevención y mitigación de riesgos y desastres.

 Actualmente se han hecho otros esfuerzos como la Estrategia Nacional para la Educación Ambiental en  I y II ciclos de la Educación General Básica mediante la el decreto ejecutivo No. 32001-MEP del 7 de junio de 2004. Este instrumento considera la educación para la prevención de riesgos y desastres parte de los componentes del área de principios éticos y cultura ambiental, cuyo objetivo es contribuir al logro de las sostenibilidad y al mejoramiento de la calidad de vida de la población costarricense.

De igual manera, mediante decreto ejecutivo se estableció la inclusión de la Semana Nacional de Educación para la prevención de Riesgos y Desastres en el calendario escolar y preescolar durante la segunda semana del mes de octubre de cada año, la cual está vinculada a la celebración del Día Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales.

Ante este diagnóstico y en el contexto del Proyecto Riesgos Naturales y Percepción, los autores han hecho varias propuestas como la inserción de una unidad didáctica en el tema de los riesgos naturales que se construye con base en las experiencias anuales universitarias y escolares y que va incorporando diversos aspectos desde esa práctica cotidiana hasta los principios teóricos y pedagógicos.

 El objetivo principal es el abordaje integral de los riesgos naturales abordando su estudio desde una perspectiva territorial, ecológica y social. Esta nueva visión significa comprender los riesgos como parte constitutiva del ambiente y de nosotros mismos, y no como eventos aislados que nos afectan sólo negativamente, sino, que también nos construyen.

Como parte de esta tarea se hace imperativa la puesta en marcha de procesos de validación y evaluación del material didáctico con el objetivo de mejorarlo a través de su uso en las escuelas identificando fortalezas y debilidades. En este contexto se determinó la necesidad de realizar un trabajo conjunto con el Ministerio de Educación Pública, la entidad rectora en educación y encargada de velar por el cumplimiento, el fomento y ejecución de acciones educativas que favorezcan la construcción de una cultura ambiental para el desarrollo sostenible.

La primera fase del proyecto consiste en una dinámica con los niños de las escuelas seleccionadas, quienes elaboran mapas cognitivos, (Bosque Sendra y otros, 1992). En éstos los estudiantes expresan con la mayor libertad posible sus preocupaciones respecto a los riesgos a los que consideran estar expuestos (Fig. 1,2,3).

La segunda fase es el análisis y verificación de la información. En ésta participan estudiantes del curso optativo Riesgos Naturales y Percepción (Fig. 4,5,6). Comprende tanto trabajo de clase como de campo, y la participación de los niños y padres de familia.

La tercera fase corresponde a la realización de un taller en las escuelas participantes, el cual está a cargo de los estudiantes del curso optativo. Durante esta actividad se analizan conjuntamente con los niños los mapas elaborados. Además se hace una caracterización de los riesgos presentes en la comunidad con base en una investigación efectuada como parte del curso (Fig. 7,8,9) que quedará n la comunidad escolar como un insumo básico para posteriores estudios. El desarrollo de esta fase se ha constituido en una experiencia positiva porque ha permitido practicar “el aprender haciendo” involucrando estudiantes de diferentes carreras profesionales. Algunas de las diferentes actividades didácticas organizadas por estos estudiantes y dirigidas a los niños como son obras de teatro, títeres, juegos, maquetas y presentación digitales en power point, entre otras.

La metodología propuesta combina dos unidades de aprendizaje que habitualmente se enseñan de forma separada en primaria y segundaria: elementos de cartografía y desastres naturales. Hace énfasis en que el tema de prevención y preparación no es exclusividad de las instituciones estatales de respuesta sino que, también son de responsabilidad individual y comunal.

Un elemento clave también es el hecho de que la dinámica puede ser aplicada en cualquier escuela del país, independientemente de que sea un lugar con problemas específicos de riesgos, porque privilegia la discusión del tema de la prevención, y el conocimiento geográfico de los estudiantes respecto de su comunidad. Además, mediante asignaciones a los estudiantes se estimula el desarrollo de los planes familiares de prevención (PFP), y la discusión en familia sobre el tema (escuela como agente de cambio).

En lo que se refiere al curso optativo impartido para los estudiantes universitarios, el proyecto  permite la combinación de experiencias de docencia, investigación y extensión social.